Si de algo pueden presumir las cajas de música, es de haber conservado su esencia durante años, y es que, aunque el tamaño y la forma han variado desde sus comienzos, el sistema empleado para reproducir el sonido ha seguido siendo el mismo. Algo tan sencillo como dientes de metal a escala de diferentes formas, son accionados por las púas de un peine en el momento preciso.
¿Quién inventó las cajas de música?
El inventor de las cajas de música fue Antoine Favre (1796), este lo hizo como buen relojero suizo, lo suficientemente pequeño para utilizarlo en relojes, colgantes, anillos y demás artilugios demandados en aquella época.
Es posible que hacia el año 1745, se empezasen a fabricar más artículos basados en este mismo principio. Sin embargo, fue en 1802 cuando se introdujo una nueva versión, que afectaba a la disposición del diente y de la púa. Un disco plano giratorio permitía que se pudiesen utilizar más púas y la capacidad de ser más pequeño, permitiendo así, la colocación del mecanismo en objetos tales como bastones, botellas, cajas de rapé, pequeñas cajas de madera..
La popularidad que obtuvieron fue tal, que poco a poco se fueron añadiendo mejoras, buscando así poder fabricar cajas de música personalizadas. Los dientes individuales, fueron sustituidos por grupos de cuatro o cinco en secciones, para después en 1820 dar paso a los peines de una sola pieza. Lo normal era que se fabricasen de acero, para así incrementar la resonancia.
Más tarde les tocó el turno a los cilindros, aumentándolos tanto de largo como de diámetro. Esto daba la posibilidad de albergar más púas al peine, permitiendo melodías más largas y complejas.
Hacia 1840 se añadieron campanas y tambores, al principio se ocultaban bajo la placa base, pero rápidamente se colocaron en lugares visibles para que se pudieran admirar.
Después llegó el momento de que aumentara el tiempo en el que la melodía sonaba, permitiendo dar menos veces cuerda a la caja. Esto se consiguió colocando una rueda entre el muelle de transmisión y el cilindro.
Otro cambio que supuso una auténtica revolución fue la creación de cilindros intercambiables, estos se podían quitar de forma sencilla y añadir otros con distintas melodías, todo dependía del número de cilindros que hubiese creado el fabricante para esa caja de música.
Los controles externos como el mecanismo de empezar-parar, la llave para dar cuerda o el cambiador de melodías fueron cambiando de posición y poco a poco, se fueron desplazando para terminar en la parte inferior izquierda de las cajas. Apareció también la colocación del cristal protector que reducía el ruido que producía el mecanismo, a la vez que lo protegía de la suciedad y el polvo.
Las placas base que tenían la misión de sostener todos los componentes, dejaron de fabricarse en cobre, para pasar a hacerse de hierro fundido (1873), dándolas a todas un baño de color oro o plata según la necesidad y demanda. Un poco más tarde apareció también la aleación de cinc.
El exterior de la caja también evolucionó, las terminaciones en madera se empezaron a barnizar y a decorar. La tapa empezó a hacerse ligeramente más grande pudiendo darle así un toque más elegante al pintar de negro el borde que sobresalía.
Las primeras cajas fueron totalmente caseras, muchos componentes se fabricaban y montaban en casas, para después venderlos a otros que hacían las cajas de madera donde iban introducidos. Fue en Ginebra, hacia el año 1810 donde se sitúa el primer centro de producción. Cualquier tipo de objeto o regalo era ideal para fabricar. Relojes, pulseras, frascos de perfume, anillos, colgantes hechos de oro y piedras preciosas…
Había mucha competencia, sobre todo por parte de los franceses y fue entonces cuando en 1875 Charles Paillard abrió la primera fábrica en Sainte-Croix, acontecimiento que supuso poder bajar tanto el coste de producción como el de venta. En la actualidad marcas como Reuge siguen fabricando en este mismo lugar y manteniendo viva esta tradición.
Con el paso del tiempo fueron sufriendo modificaciones y aparecieron cajas con diferentes nombres, algunos de ellos son: Caja de tambor y campanas, Mandolina, Caja orquesta, Duplex, Sublime harmonie, Cítara.. Aparecieron también las famosas cajas de disco intercambiable, con sus famosos Symphonion, Polyphon o Regina. Estas, daban la posibilidad de fabricar discos muy económicos y generalmente iban alojadas en cajas de madera, aunque también se incorporaron a objetos pequeños generalmente planos, como relojes de bolsillo y cajas de rapé.
La variedad de cajas de música es tal, que nos encontramos en el mercado un sin fin de artículos, desde muebles, utensilios de cocina, gemelos de ópera y árboles de navidad, hasta los famosos álbumes de fotos que nacieron hacia 1880; la música sonaba al abrirlo, no sin antes haber dado cuerda previamente con una llave o tirando de una cuerda. Como objetos más actuales podemos encontrar joyeros, tiovivos, norias, bolas de agua, los famosos y tradicionales relojes de cuco… y si se encuentra con la mente abierta podemos incluir aquellos que funcionan con electricidad, con la posibilidad de incluir 15, 20, 30 melodías o más, clásicas o navideñas según los gustos y la época del año en que nos encontremos.
El cómo hacer las cajas de música a lo largo de la historia ha tenido su estudio y evolución y, gracias a eso, aún podemos disfrutar de ellas. Podríamos hablar de muchos más artículos como las cajas de música de disco intercambiable, pero hemos querido centrarnos únicamente en las de cilindro, que hoy en día son las más económicas y fáciles de encontrar.